Who are you, what are you living for?

Me mantengo a flote, pataleo un poco y me concentro en respirar.
Inspirar, exhalar, inspirar, exhalar.

Le pregunté ayer, antes de la tormenta, cómo hacia para decidir donde iba el punto final. Qué lo motivaba a quemar las naves y empezar de cero.
Lo que queria saber, en realidad, es cuán gruesa es la coraza que te tenés que poner para poder tomar esas decisiones.

Porque últimamente estoy abrumada.

Bariloche fue esclarecedor, mágico, liberador.
Y en Buenos Aires se me vino la neblina.

Hoy me despertó la abuela en el teléfono, haciendo de abuela/madre/opinóloga.
Despotriqué, me enojé, descargué y después me fui a tomar un frapuccino con ella.

Como Ivi me colgó, la fui a ver a Rocio.

Jugamos a cocodrilos y armamos rompecabezas.
Aprendí a leerle, hablé con juguetes, bailé, aplaudí, me sorprendí de verdad y actuando, me llené de amor, la llené de besos.

Le pregunté a mi tio cual es el secreto de las decisiones
cómo sabes cuantos fideos hacerle?
(reflexiones profundas, Marina, eh?)
cómo sabés que lo que estas eligiendo está bien?


Se rió y me dijo: no sabés.
Es a prueba y error.
A fuerza de corazonada e intuición.



El corazón me late: todo va a estar bien.